En el año 2000, nuestra fundadora Alma Lilia Hernández de la mano de su incondicional compañero Víctor Hugo Vera, comenzaron su camino en un pequeño lugar, pero con una gran visión. Con muy pocos recursos y enfrentando múltiples desafíos, decidieron iniciar este negocio sin imaginar en lo que se convertiría años más tarde.
Con mucho esfuerzo y perseverancia, enfrentando altas y bajas, empezaron con un pequeño stock en la azotea de su casa dándole la importancia merecida a cada pedido que recibían. Cada venta, por pequeña que fuera, los acercaba más a su objetivo.
Gracias a su dedicación y a una atención excepcional a sus clientes, su negocio fue creciendo poco a poco. Hoy, nuestra fundadora no solo ha construido una empresa sólida y confiable, sino que también inspira a otros emprendedores a buscar oportunidades y a perseverar, sin importar las dificultades iniciales.
Su historia es un ejemplo del poder del trabajo constante, la pasión y la visión de convertir obstáculos en oportunidades de crecimiento.